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NeuroAiD II Reconnect

TESTIMONIO

2019.02

Estimado(a) {!Contact.FirstName},

Este mes nos gustaría compartir con usted una historia de esperanza después de un accidente cerebrovascular. Diane Cayce, de EE.UU. California, tuvo un accidente cerebrovascular isquémico hace más de un año, dejándola con pérdida de sensibilidad y hemiplejia. Diane ha estado yendo a rehabilitación para recuperar su movilidad, pero su mano no mejoró tanto como ella esperaba. Con el tiempo, su terapeuta le había dicho que la movilidad de su mano no puede mejorar más, eliminando toda esperanza para ella. A muchos sobrevivientes de accidentes cerebrovasculares se les dice que su salud no mejorará mucho o que no hay nada más que puedan hacer para mejorar, y estas palabras le pueden dejar sin esperanza.

Diane, al igual que otros sobrevivientes de ACV, ha seguido luchando para mejorar su condición y con la ayuda de NeuroAiD y para sorpresa de todos, está mejorando y ha recuperado su esperanza. El siguiente texto es extraído de una conversación telefónica con nuestro especialista de producto Michael, que la había llamado para dar seguimiento a su progreso después del primer mes de tratamiento.

Diane Cayce (California, EE.UU)
Diane: Empezé con las píldoras antes, y fue entonces que comenzó la terapia, fui con la fisioterapista para mi evaluación, y le dije “es mi mano, las chicas que me colocan por la noche el aparato ortopédico me han dicho que mi mano está mejorando, que está más flexible y que es más fácil moverla”.

Ya no estaba sufriendo tanto dolor y se lo dije a la terapista, sin embargo, me parece que a ella no le impresionó. Aún así, yo seguí tomando las píldoras del tratamiento durante un mes, y ella me dijo que posiblemente llegaría a caminar, pero que era muy probable que mi mano ya no regresaría.

¡La semana pasada ella me dijo que se había equivocado, que mi mano estaba mejorando y que también se había percatado de ello! Así que pude comprobar lo que yo pensaba acerca de que el producto estaba ayudando a mejorar el estado de mi mano, y con sus comentarios tuve una prueba más.

Postergamos la terapia de la mano hasta el otoño, ya que tenía una rodilla en mal estado y estaba interfiriendo con mi locomoción, me indicó algunos ejercicios para hacer en casa y voy a seguir ingiriendo las píldoras, creo que están logrando un cambio y estoy muy emocionada.

Solía dolerme muchísimo cuando intentaba enderezar mis dedos para ponerlos en el aparato ortopédico, y las chicas sabían que me dolía, que me provocaban mucho dolor al ayudarme a colocarla. Sin embargo, yo les pedía que lo hicieran de todos modos, luego nos dimos cuenta que los dedos se podían enderezar más fácilmente, que contaba con mayor flexibilidad en la mano y que ya no me dolía tanto. Teníamos la intuición acerca de la mejoría, pero no fue sino hasta la semana pasada cuando la fisioterapista me dijo que podía notar una diferencia, que estaba mejor.

La piel y textura de mi mano están mejor, mi mano ya no traspira ni huele mal, ya que se está moviendo lo suficiente como para airearse, eso hace una gran diferencia.
Michael: Me alegra oír eso.
Diane: De todos modos ella estuvo contenta, y me alegra. En una sesión ella simplemente me quitó toda esperanza y entré en una profunda depresión durante aproximadamente un mes, asimismo, comencé a fumar otra vez. Simplemente no me importaba nada, me di por vencida y el jueves pasado ella me dijo que se había equivocado, que mi mano estaba mejorando, pero que no podía decirme cuándo o cuánto mejoraría. Sé que eso no se puede saber con certeza, pero voy a continuar el tratamiento con las píldoras y veré cuánta mejoría llego a experimentar, estoy muy contenta.
Michael: Grandioso.
Diane: Después de gastar todo ese dinero, estoy muy contenta.
Michael: ¿Eso ocurrió en su segundo mes?
Diane: No, ocurrió cuando terminé mi primer mes, estoy comenzando el segundo mes de tratamiento, fue cuando yo y las chicas nos percatamos.
Michael: Bueno, eso es algo bueno.
Diane: Tengo esperanza de nuevo, ¿sabe? No se puede vivir... yo no puedo vivir sin esperanza. Mientras tenga esperanza y esté haciendo todo lo que pueda seguiré adelante. Un par de días después de que la terapista me dijera que mi mano no regresaría, decidí que no iba a aceptarlo, que seguiría haciendo todo lo que hacía antes.
Michael: Bien, bien.
Diane: Y también que seguiría tomando las píldoras, porque de lo contrario no podría vivir, y ahora está ocurriendo un cambio, ya todos lo hemos visto.

*Este texto fue transcrito a partir de una conversación telefónica accesible en www.neuroaid.com/es/testimonios (en inglés), traducido al español y reproducido con permiso de Diane.


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